Blog del poeta madrileño: Mariano García

Sólo los poetas heredan la debida obediencia al insomnio,
cuando comienzan el nuevo día a teMpo de veRso.



jueves, 19 de febrero de 2009

Los solos, accesít del 1º Premio de Poesía Curta "Sant Hilari Sacalm"

I

Quizá hubiera podido medir la distancia
con la exactitud cautiva de mis ojos

conocedores de la historia del tiempo;
quizá lo indescifrable
llegó a desvelar el lenguaje
conocedor de la verdad,
pero la mentira sigue acercando los pies

hacia la voz que esconde
el brillo de las lunas despedidas.
Las palmadas de los malditos
marchitan la flor que,
busca la soledad en la arboleda
mientras el ángel maldito se siente cerca,
más allá del que se atreve a romper su destino.
Quizá el cobarde sepa soportar la noche
escondiéndose tras la perfección
deshabitada de vergüenza,
de las amistades que no saben del mañana.

Los solos, los solos no sabemos dañar el agua,
ni podemos mirarnos en las palabras
que colman las cúpulas donde habita la burla.


II

Queda el final embozado en un verso,
urdiendo la trampa
en la creación misma del vértigo emboscado;
los días son fragmentos

recompuestos en el interior
interminable del ánimo,
rompiendo el algoritmo que no resuelve
lo infinito del principio.
El tiempo, la pálida protección
donde a menudo buscas
lo imposible de la calma,
la brisa destronada,
la frágil compostura del cabello desmadejado
por el viento,
se exponen a las palabras destronadas
del que traza su propia derrota.

¿Dónde, dónde se refleja el alba
que incorpore mi luz?


III

Ahora tengo otra mirada,
otra voz,
seguramente otra alma
que reconquista la vida poco a poco;
los huecos,
las pérdidas que van dejando
los labios sin aliento
van perdiendo el oscuro encanto
de la sombra solitaria.

A veces, vivir duele,
como esa sed de sal que escuece,
mientras la esperanza
es una vana pasión
que se pierde cada día;
todavía es posible vivir sin lamentarse,
sin perderse entre el frío
cuando la angustia que mata
sólo habita el sueño.

El tiempo y el cielo ya son hastío,
los sucesos tristes,
las calles vacías o la voz sin fe
son escuetas brevedades ciegas;
la edad colma el paraíso perdido
con un abstracto sudor
que empapa la piel cansada
cuando el cabello sumiso
se tiñe de lejanas infancias.




No hay comentarios:

Publicar un comentario